Una de las problemáticas más urgentes que la composición debió afrontar desde el abandono de la tonalidad hasta hoy es la construcción de nuevas formas musicales dinámicas, emancipadas del antiguo lenguaje pero también de nuevas leyes generales y abstractas que la escritura se impondría a ella misma en su tentativa por alcanzar una nueva lógica libre del pasado. Los compositores György Kurlág y Helmut Lachenmann , que parecen no tener nada en común, afrontan esta problemática sin esquivar las contradicciones propias a un tal desafío. La categoría de gesto musical es central para entender la especificidad de sus posturas y la posibilidad de una forma musical emancipada.