Llanque, Natalia.

Algunas reflexiones sobre la lengua aymara. - La Paz - BO MUSEF, 2010. - p. 625-633 : tbls. - Anales de la Reunión Anual de Etnología .

En biblioteca 2 ejemplares Artículo dentro del Seminario III: Lingüistica literatura oral y educación intercultural.

incl. ref.

En el marco de la descolonización, se hace necesario detenernos en un aspecto poco considerado: la lengua. Dependiendo del grupo cultural al que pertenecemos adquirimos una lengua, ésta se denomina lengua materna si es a la que nacemos y L2 si con posterioridad y de manera metódica accedemos a ella. Pero ocurre que por efectos de migración uno no siempre cuenta con un método de adquisición de la lengua. Lo hacemos en contacto con los hablantes netos por necesidad de comunicarnos y establecer relaciones sociales. En este caso la segunda lengua a veces y, en nuestro caso, se convierte a la larga en la lengua materna, en tanto que la lengua primigenia queda reducida al espacio clandestino porque pesa sobre ella las taras raciales y sociales creadas por la supuesta superioridad de la lengua oficial. En este sentido, la lengua aymara es objeto de ciertos prejuicios que son necesarios aclararlos desde el punto de vista lingüístico. La descomposición y la aglutinación son dos aspectos propios de la lengua que no deben ni pueden clasificarse bajo el denominativo de interferencia o motosidad Cerrón Palomino,1977). Cada lengua posee un carácter propio y creo que la universalidad lingüística se debe respetar y no forzar a estudiar una lengua llamada vernacular, por ser originaria bajo el influjo de la gramática castellana aunque ésta sea la lengua oficial en el caso de nuestro país. El estudio apunta a esta desestructuración para una mejor comprensión del ser aymara y por ende, a una afirmación de nuestra identidad socio-cultural para que dejemos de andar en un cruce que nos lleva a adoptar carácter originario en determinadas fechas occidentales en la mayor parte del tiempo. Creo que el mayor problema de la educación, en este marco, no se debe a la falta de hábitos de lectura y escritura, sino a una mala interpretación de la realidad que olvida el instrumento que nos permite construir y concretizar: la lengua.


Español.


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BO

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