Contiene: Mientras Orozco, Rivera y Siqueiros, Forzados por su precaria situación económica y por falta de apoyo a su quehacer, se veían obligados a arraigar por un tiempo en los Estados Unidos en la ciudad de México nacía Pedro Cervantes, artista que en palabras de la autora partiría de las formas consagradas por la escuela mexicana para llegar a la nueva figuración. La autora examina la labor de este escultor, cuyas obras son nuevas imágenes que expresan la desnudez del hombre de hoy sin necesidad de obvias descripciones. Y son a la vez la transfiguración de partes automotrices recogidas en los deshuesaderos, que muchas veces todavía guardan la impronta de las trágicas consecuencias de velocidad.

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