El tiempo ha estado pasando inexorablemente por encima de nuestro dolor y las penurias que sobre nuestras espaldas hemos estado cargando durante décadas, centurias y milenios, sin preocuparnos que ese infortunio y esas desventuras, también iban a pesar sobre las espaldas y entrañas de nuestra madre tierra y nuestro padre universo. La civilización Amáwtica hemos estado gestando mucho tiempo en silencio y sin siquiera nombrarlos. La historia nuestra, la de los indios de hoy estamos siendo seriamente interpelados por el porvenir de las futuras generaciones, porvenir que se cierne preocupante por el grado extremo de pasividad, tolerancia y aletargamiento con el que hemos estado viendo y dejando pasar este tiempo de injusticia inmisericorde contra la vida de nuestro planeta y sus habitantes bajo la sombra de supuestas revoluciones, entre ellas la muy mal llamada "Revolución democrática y cultural". Vivir en el sistema Amáwtico, siempre tiene una cuota de dolor, como el parto de una hermana que siempre viene acompañada de un dolor natural e inevitable. El cuerpo de nuestro Pachakuti Amáwtico como el de nuestra hermana embarazada, se contrae y se alborota cuando el ser de sus extrañas quiere ver por primera vez la luz, así, nuestro sistema Amáwtico quiere encontrar el camino y ver pronto la luz. Y cuando el recién nacido llegue a nuestro hogar, nosotros como familia experimentaremos un cambio, ese cambio nacerá y brillara el Nuevo Sistema de la Comunidad, la Gran Confederación de Nuestra Civilización Amáwtica.